El femicidio de Jimena Salas, antepone a la sociedad salteña a las disquisiciones sobre los límites del delito violento en lo que se consideraba un espacio de tranquilidad bucólica, típica del interior argentino.
Una mujer, joven, madre de dos nenas es abordada en su propio hogar por dos hombres, conforme las primeras investigaciones de la fiscalía salteña. Los perpetradores del crimen con un ensañamiento sin precedentes en la historia delictiva local, deja descolocada a toda la población. Rastros difíciles de seguir, un silencio de espanto que rodea a los testigos, la familia en el centro de la tragedia y la pregunta de si éste fue o no un crimen por cuestiones de género.
La vulnerabilidad de una mujer en su hogar y el hecho de aprovechar las “oportunidades” para cometer el atroz delito, nos coloca frente a la única verdad de la que aún nadie habla: matan a las mujeres porque pueden. No existe mayor razón que esa.
22 FEMICIDIOS coronan el año 2017 y al Estado provincial pareciera no inmutarle los sucesos acaecidos, en parte porque la única cohesión que se percibe en todos los casos es la ausencia y la falta de acceso a un servicio de Justicia que ponga a resguardo a la mujer. Somos, aunque no nos guste el etiquetado, las sujetas de la periferia social. Nuestra condición de género nos confina en el sistema patriarcal a ser las víctimas más a mano de cualquiera que cometa este arrebato de la vida. Asumir este rol en el juego enfermizo de una sociedad que no castiga todavía a los violentos y a las violencias, no es lo nuestro.
Quisimos con la aparición del Periódico, avanzar hacia una mirada sobre la cuestión de género, como quien emprende un camino sin saber nada y busca, se pregunta, indaga e investiga a la par de todas las personas que tuvieron un ejemplar en sus manos o accedieron a la web. El feminismo, lleva la semilla del igualitarismo, pone en curso la transformación de las mujeres como sujetas de revoluciones importantes. Quebraremos los estereotipos y modelos patriarcales a fuerza de razonamiento y llevaremos a un plano superador las nuevas masculinidades que de esto surjan. ¡SOMOS LA MITAD DEL MUNDO! ¡SOMOS ESA MITAD QUE EXISTIRÁ FORTALECIDA DE BONDADES POR NATURALEZA PROPIA!
El relativismo moral, minimiza a la verdad lógica que demuestra la gravedad de un mundo en el que se ha pretendido instalar toda forma de abuso, tortura, discriminación, esclavitud, maltrato… como el modo de ejercer un poder basado en la mirada netamente materialista, donde las personas se reducen a objetos y por ende, son prescindibles en un planeta en el que se fagocitan a los vulnerados. Pero hay que prestar una especial atención, a la mecánica que se construye para que existan marginales, vulnerados y víctimas por millones, todos los días.
No es voluntad de una sola persona que esto suceda en todos los países, sino de un sistema cuyo engranaje económico -capitalismo- se alimenta de vulnerabilidades. Por ello, la mujer es la sujeta de las revoluciones, no importa el idioma, la religión, la formación o la nacionalidad, en cada rincón del mundo, una de nosotras levanta una bandera para lograr el empoderamiento de la acción continua. En algún lugar de esta Tierra, hay una mujer que se opone a las guerras, las persecuciones, los castigos, las injusticias…porque el valor moral de la mujer es su base más firme y existe por su propia razón de ser.
LA TETA, se nutre de lo que somos, de lo que hacemos y de lo que queremos lograr. En medio de todo el dolor, con valentía y audacia podemos avizorar un año porvenir con más territorios por alcanzar: ¡LA MUJER SOMOS LIBERTARIAS!
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