Editoriales

Argentina movilizada: La mujer que marcha

El contexto social, político y económico, en el país, subleva a la ciudadanía de tal forma que prácticamente todas las semanas estamos elevando banderas de lucha, en las calles. Junio recibió a #NiUnaMenos y verá al 13 del mes, cómo se define el Congreso con respecto al proyecto legislativo por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

Los meses anteriores, las marchas federales ponían al grueso de los y las trabajadorxs, en estado de alerta por los despidos indiscriminados, tarifazos, corridas cambiarias, entre otras medidas gubernamentales que comprometen cada vez más, la dignidad de las personas, sobre todo de los sectores sociales más vulnerados.
Un país de reacciones a las acciones cometidas con descaro y alevosía por parte de una administración federal ejercida por los sectores que se benefician de la especulación financiera y a quienes poco les importa, el bienestar general del Pueblo. 
Las horas decisivas que trasuntamos se relacionan con la defensa de la vida en su formato verdadero, es decir, en el derecho a la alimentación, sana, saludable y accesible para tod@s; una vivienda social digna, un trabajo formal según convenio colectivo del sector, con su correspondiente paritaria libre, entre todas las reivindicaciones que supimos conseguir a lo largo de una historia de luchas populares.
Actualmente, las mujeres encabezan y engrosan las estadísticas nefastas de una realidad social doliente; feminicidios, muertes por abortos clandestinos, desocupación, trabajo no registrado, condiciones de vivienda pauperizadas, persecuciones laborales, desnutrición, falta de medicamentos y tratamientos para enfermedades crónicas, etc.
Por su parte, los organismos internacionales de financiamiento, aprovechan el entorno de pobreza y corrupción, para realizar negocios con la vida de los seres human@s y en ello, a vistas claras, una forma “legal” de la esclavitud en el siglo XXI. Es claro que la trata de personas, la prostitución, la desaparición forzada, los encarcelamientos arbitrarios por causas políticas, se incrementan bajo la sombra permisiva de un sistema económico, social y político, ejercido y expandido por el centro del poder financiero que hoy, tiende sus redes sobre nuestro país.
Las manifestaciones callejeras anticipan un quiebre que puede llegar a ser irreconciliable, no obstante, el buen obrar de la mayoría social, no es lo suficiente para justificar otro comercio, alrededor de las malicias que hoy comete el poder, el tráfico y venta de  armas. Se debe pensar que estamos inmers@s en el escenario que le resulta favorable a la trama mundial de mercaderes de la vida; quienes para mantener este “río revuelto” y sus ganancias, necesitan que el sistema patriarcal -sus mandatos, sus desvalores- se mantenga lo más intacto posible.
Entonces, cabe pensar: ¿cuál será nuestra revolución? Seguramente, aquella que nos otorgue la LIBERTAD de vivir sin estar condenadas por nuestra condición de mujeres. Nada es inmediato, pero una vez que se milita, tampoco será en vano.

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